jueves, 29 de noviembre de 2018

Nueva web: Ruinas de Midgard

En los últimos meses, estuve desarrollando junto a unos amigos una nueva web sobre frikadas y, en general, las cosas que nos gustan. Se trata de un proyecto formalmente más profesional que este blog, pero, al fin y al cabo, similar en cuanto a contenido. 

Había pensando en mantener ambas cosas, cambiando, tan solo, el punto de vista de los escritos. Pretendía hablar de una manera más personal aquí, y analizar más profundamente las cosas allá. Pero es inútil no entrar en lo personal a la hora de comentar una obra, porque, realmente, es lo único que tengo para ofrecer: mi opinión de mierda. Es una mierda, pero es mía. Prefiero centrarme en una sola web, y una que parta de una mayor madurez formal. Es más lógico.

Así pues, dejaré de escribir aquí, e incluso moveré algún que otro artículo de los que tengo publicados en mi blog. Dejo accesos a la nueva página web, Ruinas de Midgard. Enjoy...


miércoles, 25 de julio de 2018

La película de los Tiny Toons



En veranos como este, en los que tengo tanto trabajo que no me da tiempo ni a comprarme unas chanclas antes de que refresque, recuerdo cosas que hacía en vacaciones cuando era peque, como tragarme una etapa de montaña del Tour de Francia, desde las 11 de la mañana, a las 5 de la tarde.

Hay otra cosa que hacía, creo, cada año, que era ver un largometraje de los Tiny Toons que tenía en cinta de vídeo VHS. En España recibió el nombre "Tiny Toons: Mis Mejores Vacaciones", y en ella se alternaban 3 o 4 historias que ocurrían de manera simultánea, durante las vacaciones de verano de los personajes que protagonizaban la serie regular.

Para empezar, debo decir que yo nunca había visto la serie de dibujos animados de los Tiny Toons. La compra de esa cinta de vídeo, que si no recuerdo mal, se llevó a cabo en el Hipermercado Alcampo de Granada, debió responder a un motivo muy arbitrario. Es posible que, simplemente, estuviera de oferta, pero también es cierto que, en esos tiempos, y siendo uno pequeño, la elección de productos de entretenimiento podía seleccionarse por motivos poco sólidos, como un simple dibujo en la portada, carátula o carcasa del objeto en cuestión. Y es que, cuando no lo sabíamos todo, y no lo teníamos todo disponible a golpe de clic, nos arriesgábamos a toparnos con cosas maravillosas de forma fortuita. Otro mundo.

Posteriormente, creo que llegué a ver la serie una o dos veces, y debo decir que tenía un nivel muy inferior a la película, tanto en calidad de imagen como a nivel de risas. Ni puta gracia.

Pero la película sobre las vacaciones de verano de los Tiny Toons me parecía bastante genial. Recordemos que estos animalitos eran algo así como una nueva generación de personajes dentro del universo de los Looney Toons. Cada personaje era una versión infantil de un Looney, y todos ellos estudiaban en la Looneyversidad, la universidad en la que se forma a los futuros Looney Toons. Bugs Bunny, el Pato Lucas y compañía, eran los profesores del centro.

Por encima de cualquier otro, molaba el viaje de Plucky (la versión tiny del Pato Lucas), y la familia de Hamton J Pig (la versión tiny de Porky). El patito verde se unía a los marranos para hacer un viaje en coche con la intención de pasar las vacaciones en La Tierra de la Fantasía, un parque de atracciones con el que soñaría cualquier niño. Pero, por desgracia para él, el viaje acababa convirtiéndose en una epopeya terriblemente frustrante y enloquecida, cuyo final parecía no llegar jamás. Mola un montón

miércoles, 2 de mayo de 2018

Coloreando el manga de Dragon Ball

Hay que ser sinvergüenza.

A principios de los 90, Dragon Ball se convirtió en la serie animada más seguida en España. Después de que Marco, Heidi y Mazinger Z allanaran el camino del anime en el país, el estreno de las televisiones privadas y de las cadenas autonómicas llenó las televisiones de anime.

Como digo, Dragon Ball destacó por encima de todo. En realidad, destacó en todo el mundo, en tiempos en los que no todo estaba interconectado. No será casualidad. Eso abrió el camino para la publicación de mucho manga, y de mucho anime en España. Gracias, Toriyama.

Por supuesto, uno de los primeros mangas que se publicó fue el de Goku, claro. Nadie había visto un manga antes, y yo menos, que era chiquitillo. Me topé en un kiosko de Málaga con dos número del manga, que aquí, recordemos, se publicó originalmente en formato comic-book, con grapa. No es lo natural en el manga, pero es lo que se conocía en España.

Mis hermanos y yo compramos esos dos números, que, creo, eran el 19 y el 21 (o quizás el 18 y el 20). El caso es que había un salto entre uno y otro. De todos modos, eran números maravillosos, en los que acababa el entrenamiento del Son Goku y Krillin en casa del Duende Tortuga, y comenzaba el primer torneo de artes marciales. El combate entre Krillin y Bacterian es el Evangelio en mi casa.

Pero el manga es el blanco y negro. Y eso, para niños pequeños de esa época, significaba que eran coloreables. Así, tanto mi hermano como yo, coloreamos, con más o menos acierto, nuestro respectivo número. ¡Qué infames! Ahora, en esa colección, deben andar dos números mal coloreados entre todos los cómics de la serie blanca.

El caso es que, hace poco, lo hablaba con un amigo asimismo frikazo, y resulta que él hizo lo mismo. También coloreó sus primeros mangas de Dragon Ball. Así que yo me pregunto: ¿cuántos niños ignorantes colorearían aquellos cómics de Son Goku?. En estos tiempos en los que Internet nos obliga a saberlo todo, es bonito recordar tiempos en los que la ignorancia era irrebatible.


domingo, 10 de diciembre de 2017

Sobre el canal TCM



Cuando era un tierno prepúber, ahorré 13.000 pesetas (de las antiguas, no de las de ahora), y me compré una tele para mi cuarto. Eran los años 90, y el ciudadano occidental medio se levantaba cada mañana con la ilusión de salir lo antes posible del trabajo, y sentarse a ver lo que las cadenas de televisión le ofrecieran en prime-time.

Además de ver la televisión, aquella compra me permitió disfrutar de muchos videojuegos en mi propio cuarto, y poner cintas VHS, que todavía se usaban. Pero el tiempo pasó. La tele dejó de interesarme, y las consolas exigieron mejores prestaciones. Con la llegada de la TDT, mi querido cacharro y sus tubos de rayos catódicos dejaron de ser útiles definitivamente, y desde entonces, no he visionado con regularidad ninguna cadena de televisión.

Pero esa industria cambia, y se adapta a los cambios sociales. Como yo, mucha otra gente se ha alejado del formato clásico, y mira las cosas en Internet. Yo tengo acceso a Movistar, HBO y Netflix, y tres ordenadores delante todo el día. Al final, uno cae.

Pero no veo Telecinco. En Movistar hay opciones más interesantes, como el Canal Historia, o National Geographics, pero, por encima de todo, a mí me gusta TCM. De entre todos los canales de cine de la plataforma televisiva, este es el mejor, porque es de buen cine.

Hay quién diría que es un canal de cine clásico. Pero no lo es, y lo agradezco. En todas las formas de arte hay elitismos, y en el cine, el elitista cultural desea dejar claro que sabe más que nadie, y dirá aquello de que todas sus películas favoritas son anteriores al año 78. Dirá que ya no se hacen películas como las de antes. Valiente tontería.

Lo bueno de TCM es que obvia elitismos de ese tipo, y centra su producto en la calidad, que es algo muy raro. Así, si uno está pendiente, puede ver películas de Tarantino, Billy Wilder, los hermanos Cohen, Orson Welles, Steven Spielberg, Shyamalan o Takeshi Kitano. La cuestión es que la película sea buena, eso es lo único que importa, y no el año o la nacionalidad.

Hoy, mientras trabajo, tengo TCM puesto en mi segundo ordenador. En unas horas, he podido ver El Verano de Kikujiro (Kitano), Inside Llewyn Davis (Cohen), Videodrome (Cronenberg), El Séptimo Sello (Bergman), y ahora, a las 5 de la mañana, están echando El Extraño (Welles). Ha sido, por tanto, un gran día.

Los documentales de producción propia también son muy buenos y pedagógicos, y la dirección del canal responde, de forma muy interesante, a razones semánticas. No sólo se ponen películas aleatorias, hay especiales y selecciones. Por ejemplo, últimamente han puesto un especial sobre el aniversario de Scorsese, un especial sobre cine dirigido por mujeres, uno de óperas primas, y otro sobre películas en las que aparece Steve McQueen conduciendo vehículos, para recordar su carrera como piloto.

Si te gusta un poquito el cine, deberías ver este canal, mola bastante.    


sábado, 2 de septiembre de 2017

jueves, 11 de mayo de 2017

Pesadilla en Ciudad Cohete



Soy un amante de la narrativa, quizás por encima de cualquier otra cosa. Siempre he tenido en gran estima las buenas historias, pero soy consciente de que no solo importa el qué, sino también el cómo. Así, cada medio tiene una gramática, y el uso de la misma determina la capacidad de una historia para sublimar al que la disfruta.

En el ámbito de los videojuegos, la narrativa de verdadera calidad existe, pero está en constante tela de juicio. Comparada con las de otras formas de creación, como el cine, la literatura, los cómics o la televisión, la gramática de un juego incluye elementos técnicos y jugables que implican una mayor complejidad en su correcta aplicación. Así, dar importancia, o calidad, al aspecto narrativo, incluso en los casos en los que este es el objetivo principal, no siempre es fácil.

Soy muy fan de los géneros en los que se da gran importancia a la narrativa. Me encantaban las aventuras gráficas, aunque estas desaparecieron casi en su totalidad, y también los RPGs japoneses, que se han adaptado al mercado global de una forma tan obvia, que prácticamente tampoco existen ya. Sin embargo, los juegos de rol occidentales me resultan muy indiferentes.

Una de las cosas que más me gusta en un juego es la geografía, la definición de los países o ciudades, y las características de sus habitantes. Llegar a una ciudad o localización nueva, después de sufrir graves infortunios, para poder descansar y conocer gente, me resultaba muy gratificante. Y lo hacía especialmente en el que, aún hoy, sigue siendo mi juego favorito, Final Fantasy 7.

Algún día, y posiblemente en otro lugar, comentaré el motivo por el que Final Fantasy 7 es tan grande. Pocos procesos de racionalización al respecto se llevan a cabo de forma seria, y estos se limitan a decir que gusta mucho porque, simplemente, fue el primero en ser jugado. Sin embargo, aunque es valorable el hecho de que su historia sea mejor o peor que la de otros capítulos de la saga, como decía antes, el análisis de la conjugación entre el qué y el cómo dicta, en esta caso, como en muchos otros, la verdadera diferencia de calidad entre unas obras y otras.

Sin entrar en demasiado detalles, diría que uno de los aspectos claves en Final Fantasy 7 es el trabajo sobre sus personajes, sobre el pasado de cada uno de ellos, y su relación con su pueblo. Las ciudades y su naturaleza están diseñados de una forma fantástica y determinista, consiguiendo que ninguna de ellas sobre en un mundo que puedo recordar al completo, a pesar de haberlo recorrido hace 20 años. 

Las limitaciones técnicas de la época, no obstante, obligaban a que los emplazamientos fueran pequeños, y sus habitantes tuvieran un comportamiento limitado. Ahora podemos ver mundos enormes en los que aparece gente sin parar, con cierto nivel de libertad, pero entonces, había cuatro gatos, y siempre contaban lo mismo. Por eso, y en mi obsesión con ese juego, llegué a soñar una vez que vivía en una de sus ciudades, Ciudad Cohete, y que los habitantes se comportaran como en el juego real, diciendo la misma frase una y otra vez-

Fue una pesadilla dura, la verdad, aunque, al haber vivido en pueblos pequeños por temas de trabajo, puedo decir que es una experiencia cercana a la realidad de algunas localizaciones. Pero  resultaba verdaderamente desazonante. 

Aún así, viendo RPGs mucho más actuales con ciudades enormes, sin alma ni historia, solo colocadas geográficamente de forma conveniente, y con habitantes creados automáticamente, caminando como zombies, aún siendo millares, llego a echar de menos esos pueblecitos pequeños, y sus habitantes, a los que llegué a conocer, aún con sus limitaciones. Quizás esto sea extrapolable también al mundo real, y al hecho de haber vuelto a vivir en una gran ciudad. Creo que es una interesante reflexión. 


miércoles, 28 de diciembre de 2016

Sobre Ilustres Ignorantes



Ilustres Ignorantes siempre ha sido un programa de referencia para los que estudiamos el mundo del humor, en mayor o menor medida. Y, desde hace un tiempo, existe un canal de Youtube oficial en el que se suben los programas íntegros, y de hecho, se suben antes de que estén disponibles en la network de Movistar. Cuando me enteré, me pegué como 40 horas seguidas escuchando programas.

Porque, al ser un humor conversacional, se disfruta muy bien como si fuera de radio, que es lo que yo más consumo. Pero ¿de qué va?

Pues no va de nada en concreto. 5 personas se reúnen en torno a una mesa, y debaten sobre temas básicos y, casi, aleatorios. Al menos 4 de ellos suelen ser cómicos, así que la idea es decir cosas muy tontas.

La gracia es que todo está improvisado, porque el humor gana muchísimo cuando no es guionizado, cuando nace del verdadero talento y la agilidad mental de las personas que están ahí. Es mucho mejor esto que ver cosas como 'Zappeando' o 'El Intermedio', con gente sin alma leyendo lo que han escrito otros.

Pero, claro, como digo, el éxito de este programa es proporcional al talento de quién participa en él. Y los tres ilustres ignorantes fijos lo tienen. Dirige Javier Coronas, y le acompañan Javier Cansado, que tiene un gran talento para inventar historias absurdas de la nada; y Pepe Colubi, especialista en chistes guarros.

La otra parte buena es la variedad y amplitud de los invitados que han pasado por el programa en los 8 o 9 años que tiene. Los mejores cómicos del país han estado ahí, como por ejemplo, Berto Romero, Andreu Buenafuente, David Broncano, Edu Soto, El Monaguillo, Dani Rovira, Pepín Tre, José Mota, Joaquín Reyes, Ignatius y, prácticamente, cualquiera.

Son unos 20 o 30 minutillos de escuchar tonterías, y está en Youtube, así que es recomendable.


Todos los derechos reservados.
Página Principal: Tobas
Mail de contacto: tobasj@gmail.com