¿No os acordáis de Doraemon? Es aquella serie en la que salía un gato gordo con un bolsillo llenos de aparatos que ponía a disposición de un idiota con gafas. Dicho estúpido, en lugar de utilizarlos para dominar el mundo, acababa peleándose siempre con dos canis del barrio. El uso más malvado que le daba a los cacharros era el de teletransportarse a casa de la vecina y verla en bolas, pero es que la niña se duchaba durante 20 horas diarias...
En fin, ahí la cosa esta.
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