Aquí tenemos una historia de terror que puede herir la sensibilidad de los lectores más idiotas. Ha llegado el asesino con el arma más ineficiente de la historia, una cuchara. Imagínate a un subnormal que te sigue por la calle dandote cocharazos una y otra y otra y otra y otra y otra vez. Yo llevo sin dormir desde que lo ví.
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