En veranos como este, en los que tengo tanto trabajo que no me da tiempo ni a comprarme unas chanclas antes de que refresque, recuerdo cosas que hacía en vacaciones cuando era peque, como tragarme una etapa de montaña del Tour de Francia, desde las 11 de la mañana, a las 5 de la tarde.
Hay otra cosa que hacía, creo, cada año, que era ver un largometraje de los Tiny Toons que tenía en cinta de vídeo VHS. En España recibió el nombre "Tiny Toons: Mis Mejores Vacaciones", y en ella se alternaban 3 o 4 historias que ocurrían de manera simultánea, durante las vacaciones de verano de los personajes que protagonizaban la serie regular.
Para empezar, debo decir que yo nunca había visto la serie de dibujos animados de los Tiny Toons. La compra de esa cinta de vídeo, que si no recuerdo mal, se llevó a cabo en el Hipermercado Alcampo de Granada, debió responder a un motivo muy arbitrario. Es posible que, simplemente, estuviera de oferta, pero también es cierto que, en esos tiempos, y siendo uno pequeño, la elección de productos de entretenimiento podía seleccionarse por motivos poco sólidos, como un simple dibujo en la portada, carátula o carcasa del objeto en cuestión. Y es que, cuando no lo sabíamos todo, y no lo teníamos todo disponible a golpe de clic, nos arriesgábamos a toparnos con cosas maravillosas de forma fortuita. Otro mundo.
Posteriormente, creo que llegué a ver la serie una o dos veces, y debo decir que tenía un nivel muy inferior a la película, tanto en calidad de imagen como a nivel de risas. Ni puta gracia.
Pero la película sobre las vacaciones de verano de los Tiny Toons me parecía bastante genial. Recordemos que estos animalitos eran algo así como una nueva generación de personajes dentro del universo de los Looney Toons. Cada personaje era una versión infantil de un Looney, y todos ellos estudiaban en la Looneyversidad, la universidad en la que se forma a los futuros Looney Toons. Bugs Bunny, el Pato Lucas y compañía, eran los profesores del centro.
Por encima de cualquier otro, molaba el viaje de Plucky (la versión tiny del Pato Lucas), y la familia de Hamton J Pig (la versión tiny de Porky). El patito verde se unía a los marranos para hacer un viaje en coche con la intención de pasar las vacaciones en La Tierra de la Fantasía, un parque de atracciones con el que soñaría cualquier niño. Pero, por desgracia para él, el viaje acababa convirtiéndose en una epopeya terriblemente frustrante y enloquecida, cuyo final parecía no llegar jamás. Mola un montón