Cuando uno trabaja 200 horas al día delante de un ordenata, no tiene muchas opciones de recibir más estímulos culturales que los puramente auditivos. Así, yo últimamente estoy escuchando mucha música, pero también mucha radio.
Con la masificación del uso de Internet, todo el mundo presagiaba, con esa tendencia habitual al pensamiento único no sujeto a la reflexión, que los medios de comunicación convencionales se iban a venir abajo, entre ellos, la radio. Y lo que las ciencias de la computación están permitiendo, en realidad, es producir mucho más, de una forma mucho más barata, y con mucho más público potencial. Por eso, me estoy poniendo morado de radio.
Y sobre todo, me gustan los estímulos auditivos relacionados con el humor. Se agradece muchísimo, en tiempos de estrés, poder reír mientras uno programa como un desgraciado. En eso ha ayudado mucho el programa de Onda Cero 'La Parroquia', o 'La Parroquia del Monaguillo', como queráis llamarlo.
Descubrí este programa en octubre del año pasado, en su octava temporada, y unos meses después, llegaba a su fin. Mal fario que tiene uno. De todos modos, aún se emiten refritos, y están todos los Podcast disponibles en iVoox y la web de Onda Cero. Mucha gente se puso triste por este final, pero es hora de hacer cosas nuevas, y ese trabajo queda ahí, a disposición de todo el mundo.
La Cadena Ser emite todas las madrugadas, desde hace un montón de años, un programada llamado "Hablar por Hablar", cuya premisa principal es que los oyentes llaman a contar lo que quieren, y son los otros oyentes los que responden u opinan sobre lo dicho, de manera que la presentadora, variable en el tiempo, se limita a saludar con voz bonita. Si bien estas reglas podrían dar pie a cosas interesantes, dejar un programa en manos de la gente tiene el mismo efecto que dejar a la gente hablar en Internet: la los que llaman solo ponen en liza penas, odios y dolores. La alegría de la huerta, por tanto, es ese programa.
En contraposición, como un canto a la vida, en Onda Cero durante muchos años hemos tenido el programa del que hablamos, "La Parroquia del Monaguillo", llamado en última instancia "La Parroquia", en el que, de nuevo, los protagonistas volvían a ser los oyentes, pero en lugar de contar sus desgracias, eran objeto de las burlas de los dos presentadores, Sergio Fernández "El Monaguillo", y Arturo González Campos.
El programa proponía unos temas de los que charlar, que tan solo servían de excusa para que estos dos humoristas pudieran sacar punta a cualquier defecto en el habla de los oyentes que llamaban, generalmente, gente de poca cultura, que daba bastante juego. "Ni uno normal", como decían ellos.
Además de una hora de tonteo con los oyentes, "La Parroquia" nos proponía, al menos en sus últimas temporadas, una segunda hora dedicada a la cultura. Cine, música, televisión, literatura, videojuegos... sobre cualquier cosa se podía hablar. Aunque los dos presentadores no eran grandes expertos en estos temas, y cometían errores obvios, tales como los que pueda cometer yo mismo aquí, cuando hable de las frikadas que me gustan a mi, la verdad es que esta segunda hora resultaba bastante interesante. Y es sorprendente, también, que el tipo de gente que llamaba en la primera hora fuera la que, después, escuchara la segunda.
Imposible parar de reir con este programa, yo lo recomiendo.